viernes, 22 de abril de 2011

Lecciones

Tras unos dos meses prácticamente parado, este mes de abril he podido empezar a entrenar con cierta regularidad. Desde luego mi objetivo de hacer una carrera de larga distancia este verano se ha disipado totalmente. Tras la media maraton de febrero mis tibiales dijeron basta y ya tuve que renunciar a correr En Wicklow en Marzo. Esa era la carrera de prueba, de ver como me veía durante horas en carrera, pero no pudo ser. Era incapaz de correr más de una hora seguida. Tuve que parar.
Y ahí fallé. No supe ver, no supe leer lo que mi cuerpo pedía. Las ansías me pudieron y no supe parar debidamente. Lo recomendable hubiera sido dejar de correr durante unas semanas, pero continuar entrenando con la bici y caminatas no muy exigentes. Pero no lo hice así. Paré de entrenar, en cuanto veía que el dolor menguaba salía a correr y recaía una vez más a los pocos días. Paraba y vuelta a empezar. El resultado es que no he conseguido recuperarme, he perdido la forma y he ganado peso. Supongo que si huebiera tenido un gimnasio a mano hubier podido entrenar de otra manera mientras me recuperaba, pero es lo que hay.
A día de hoy voy cogiendo la forma que he perdido. Puedo correr unos dos o tres días por semana, no más de 10 hora seguida. Aprovecho para hacer circuitos técnicos y con mucha pendiente una vez por semana, combinando así correr y andar. No fuerzo demasiado y voy cogiendo fuerza en la piernas. Y sobre todo voy matando el aburriemiento. Despues de cada entreno un buen rato con la patas en agua helada.
Lo que sí que me resulta imprescindible es no correr dos días seguidos. En esos intervalos es cuando meto la bici. Algunas semanas, cuando he visto que la pierna (ahora mismo es solo la derecha la que da guerra) predomina la bici a la carrera. Lo que intento es mantenerme en movimiento, aunque he de reconocer que lo de pedalear me da una pereza increíble.
Poco a poco voy volviendo a poder hacer cosas interesantes, pero aún así los planes para carreras son inciertos. A principio de junio se celebra aquí cerca la Subida a Carrantohil (el monte más alto de Irlanda)http://www.imra.ie/events/view/id/839/. El año pasado me desinflé de muy mala manera y me gustaría correr este año, pero a día de hoy no me veo en una carrera tan exigente. Además al fin de semana siguiente hago la marcha 10 Montes de Vitoria con mi padre, y no gustaría llegar tocado. Aunque será andando no dejan de ser 50 y tantos kilómetros de sube-baja.
En julio hay una especie de raid (MTB-Carrera por montaña-Kayak http://adventureracingkerry.com/rnr/index.html). Esa sí que creo que la haré. Más que nada porque es aquí al lado, y por el tipo de entreno que estoy llevando creo que puedo ser medianamente competitivo. Otra opción ese mismo fin de semana es una media trail en Dublin. 
Como objetivo de fin de verano, en septiembre, estaría muy bien poder ir a Dublin a correr los Peaks, 36 kilómetros. Pero eso, viendo como ha ido este año, queda muy lejos. Veo además que hay varias correras de 10-20 kilómetros que pueden estar bien para ir cogiendo ritmo competitivo.
Por cierto si alguno de mis (silenciosos) lectores conoce algun trail de unos 50-60 km en octubre-noviembre, sea en España o UK, no estaría de más un poco de luz, jejejeje


domingo, 10 de abril de 2011

Ayer pensé en salir esta noche. Ir al pub a meterme pal coleto unas pintuelas y vacilar a las muchachas del lugar. Ahora mismo, tras un día de mierda y una pequeña palizilla en la bici, lo que me apetece es sentarme en una esquina de un bar tranquilo, uno de esos el tipo de barra sabe lo que necesita el parroquiano, tanto en su vaso como en sus oídos. Me viene a la cabeza el Charlie´s, en Cork, cerca del puerto. Recuerdo el día que lo descubrí en uno de esas tardes duras del invierno irlandés. En una ciudad con tantos bares es sencillo pasar de largo, por lo que todavía no sé muy bien por qué entré en ese pub oscuro y sin atractivo alguno una noche entre semana, pero encontré lo que necesitaba. Una chimenea donde sacarme, cerveza, una clientela reservada y una camarera con unos preciosos ojos verdes y la habilidad de saber cuando a uno le va venir bien escuchar un poco de Dylan.
A veces echo de menos la ciudad.